El amor se hizo carne en tus palabras
y la montaña se cubrió de rosas eruptivas
mientras tu boca descanso en mis senos
de tanto desenfreno y suspiro nocturno
Urdí la telaraña del placer infinito
para atrapar tu anhelo agazapado
te ofresco un goce nuevo que queme tus entrañas
lamiéndote en lo oscuro con hogueras impías
Si me imaginas...¿que importa la distancia?
has de saltar la barda fronteriza
para decidir las formas del deseo
mientras inventas una red de sangre con mis ganas
en la furia plena que abarca tu espesura
que conoce de mar y encrucijada.
olimpa bracho
martes, 23 de diciembre de 2008
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